Tengo una tarde medio tonta, no me encuentro del todo bien, y a ver si así me centro un poco. Con uno de los lugares de Peñadados, una librería, que se trata de un pueblo de amplia cultura.
El albergue de libros y pergaminos.
Cruzas una puerta de madera tallada y el sonido de una campanilla en el umbral te recibe, cada vez con un armónico soniquete diferente. Suena más de lo esperado, como si quisiera estar presente cada vez que contemplas el interior de la tienda. Enseguida los olores vienen corriendo a recibirte, como niños que estuvieran deseando entregarte un regalo y no pudieran esperar ni a que te quitaras el abrigo: Papel, el maravilloso olor del papel rebosando sabiduría; madera vieja y sabia o tal vez joven y arrojada; incienso que cuelga de unos pebeteros de las vigas no demasiado altas; las infusiones que Altaluna, la elfa propietaria, prepara para acompañar a sus clientes... Esos son los que están, pero de fondo se intuyen otros aromas como el de los bollos recién horneados, un café intenso, damas de noche... Que tal vez estén recogidos entre las páginas y que también quieran salir de su encuadernación a recibirte.
Hay cientos de libros y pergaminos en las estanterías, pero también sobre las mesas, en el suelo, sentados en las sillas y en los alfeizares de las ventanas. Como si vivieran aquí y se hubieran puesto cómodos porque la visita es de confianza.
Altaluna te preguntará si quieres una infusión y si puede ayudarte en algo y tardarás en contestarla abrumado porque, aunque entres a menudo, siempre te dará la sensación de ser un lugar nuevo, renacido con la fuerza de las historias escritas. Pregunta por cortesía, porque solo mirándote ya sabe qué bálsamo en forma de libro necesita tu espíritu en ese momento. Y lo tiene siempre a mano. Hay rumores sobre el lugar del que vienen, el hecho de que a veces se vean fugazmente criaturas feéricas leyendo ensimismadas entre las estanterías hace pensar que tal vez tenga relación con el mundo de las hadas, pero la literatura siempre lo ha tenido.
Puedes hablar si quieres, no nos molestas. |
A ella le apasiona tanto leer que lo contagia a todo el mundo, muchos niños del pueblo prefieren pasar los veranos en la zona más fresca de la librería que cazando renacuajos en el arroyo. Sobre todo por las noches, cuando las luciérnagas entran por las amplias ventanas y ayudan a que el ambiente sea todavía más mágico. Hablando de animales, también se dice que les enseña a leer y no es raro ver en la puerta a alguna vaca u oveja extraviada para continuar con las lecciones o seguir con ese libro que estaba tan emocionante. ¿Fue una druida o una maga y ya se ha retirado del mundo de las aventuras? Si hablas con ella tal vez te lo cuente, pero prefiere hablar de historias inventadas y de ficción, que muchas veces tienen más peso en el mundo que las reales y cotidianas.
Altaluna puede servir como fuente de información, como proveedora de pergaminos o de los útiles necesarios para transcribir hechizos. Alguien en quien confiar, como las letras escritas.
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